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Sobre la almohada
de la tristeza
hay una lágrima
que emerge
de la ingratitud.
Nudo en la garganta
de la impotencia.
Un peso de cruz
en el hombro del cansancio .
La trama de cada gesto
en las indiferentes
presencias ausentes.
La sangre se agota
en la azarosa tarea
de recorrer ese cuerpo
sobresaltado,
apretujado entre las redes.
Ya las piedras lastiman
sus rodillas,
cansadas de levantarse
ante el desamor.
Ella está en el borde
de la angustia,
aguardando el velero
de esos ojos.
Elsa Tébere

No puedo hablar del chocolate
cuando una sirena anuncia
la tristeza
y esa casilla se incendia
y ese pobre viejo magullado
grita al viento su impotencia.
Pensaba escribir de la dulzura
que mi boca desea,
pero el televisor prendido
me hizo cambiar de tema.
y mirá que el chocolate a mí me puede
junto al café en la mesa.
Así nomás como me sale,
sin lujos ni estridencias,
dejaré a mis dedos ir tocando
una a una las letras
que formarán un nido de palabras
con llantos de poema.
Poema que es mantel tendido
donde falta la mesa.Elsa Tébere
Hay un secreto
sobre otro
y en cada intersticio
de la mirada
y del silencio.
Apilados,
retorcidos,
oxidados,
herméticos.
Usan máscaras,
guiños,
simulan.
No rompen sus cadenas.
Jamás.
Elsa Tébere.
Contorneábase la sílaba
por el borde de la línea,
sus tacos altos lucía
en medio de la palabra.
Era mujer,por supuesto,
seductora y solitaria.
Mas vinieron unos ojos
y quisieron atraparla.
Eran ojos de un poeta
y ella bajó la mirada.
Elsa Tébere