
Soy el recinto de la vida misma,
latiendo al vuelo de su calendario.
El de hoy mueve luminosos prismas
y los alinea con tu abecedario.
Soy la forma del nido entre las hojas
del ayer y el hoy, junto a tu vera,
soy vulnerable cuando me sonroja
desde tu boca la eterna primavera.
No dudes ni un instante en abrazarme,
los temblores esperan esa hora
en que tu piel y la mía al fin se ensamblen.
Mira que la vida ya atesora
su refugio de amor en esta tarde
de liviandad plumosa y seductora.
Elsa Tébere