Una cruz de metal
en la boca del rezo
y Dios libre sobre la aurora,
sin manos clavadas,
sin hiel en los labios,
sin llagas sangrantes...
¡Libre!
Victorioso
¡Vivo!
Y la humanidad no sabe
que Él está a la espera,
rescatando del naufragio,
alzando a los que caen,
besando a los solitarios,
susurrando en la brisa,
apaciguando el palpitar ansioso,
diciéndonos
¡Vengan a Mí
amados de mi Padre,
que yo los aliviaré!.
Elsa Tébere
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