en la envoltura de los días,
un paquete de estrellas
ya no cabe en mi herida.
Suelta el globo en la tarde
melancólica y blanca
palidez de esa luna
que rodea la trama.
Son dos tiros que vuelan
hacia el centro del alma
y no ven que ya hay otros
que han clavado más balas.
Tambaleante va un canto
entre estrofas gastadas
procurando hacer eco
en la voz que desgarra.
Y yo intento cubrirme
con las plácidas alas
de ese amor que me dice:
"Hay un Dios que te ama".
Elsa Tébere
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