
Hombre de mi vida, cleptómano,
arrebatador de sensaciones y temblores.
Buscador de mis esencias,
ladrón meticuloso de mis besos.
Hurtas a escondidas la magia de un te quiero
y entras subrepticiamente a la alcoba de mis secretos.
Tomas entre tus manos el poderoso botín de mis encantos
y escapas ante el miedo de perderte
en la locura de ese laberinto en donde quedas preso.
No te lleves ese ramo de ilusiones
que guardo en el oculto jarrón de mis tristezas.
Mira que te encadeno al roce de mi espera
y a esa obsesiva manía de robarle estrellas a la noche,
para derramarlas como mieles encendidas.
Cómplice en el delito, somos, mas no punibles,
porque la rosa no es culpable del toque del rocío
que le arrebata la seda de sus pétalos.
Elsa Tébere (De su libro:"De la vida y sus matices..."